¿La curvatura de la parte superior de la espalda, donde se unen la columna y los omóplatos, es rígida en virtud de su estructura? ¿Lo ha sido siempre?
En los albores de la evolución, en el plan original, ¿Cuál fue entonces la función de la zona de los omóplatos en las aguas de los océanos?
Trata de imaginar cómo era la forma primitiva de nadar, de desplazarse hacia adelante usando las aletas, de dejarse llevar de lado a lado, suave y sinuosamente, por un movimiento continuo y avanzado en el agua.
Ese movimiento ondulante abría y cerraba el abanico de costillas y mecía la columna formando sinuosas ondas en toda su longitud.
Movimiento que poco utilizamos en la civilización contemporánea.
Durante la etapa en que la vida migró hacia la tierra sólida, la columna quedó suspendida como una hamaca, soportada por ágiles extremidades que interactuaban con la tierra.
Al movimiento fluido lateral se añadió el movimiento ondulante frontal, teniendo que soportar la presión del peso corporal.
Imagina cómo era la función de la parte superior de tu espalda cuando tus brazos servían como patas delanteras.
Reconstruye mentalmente el movimiento típico del andar en cuatro patas (gateo), en el que cada brazo sigue al pie del lado opuesto.
Visualiza que el brazo izquierdo se extiende poco después de avanzar con el pie derecho, y , del mismo modo, cuando el pie izquierdo avanza el brazo derecho se eleva, preparándose para el próximo paso.
Sintoniza con el ritmo de ese modelo, ¡y ponte manos a la obra!!!
Ve a ponerte ropa cómoda y al suelo, vamos a recrear el gateo, a modo enlace con esa primera infancia.
Antes de comenzar con unos minutitos de gateo (cada uno lo que pueda)
Imagina la innumerable cantidad de veces que tus omóplatos se deslizan sobre las costillas en esta danza alterna. Y recupera la sensación que se produce en las vértebras superiores de la espalda mientras reciben este mensaje reiterado con cada paso.
Puedes reconstruir la sensación que causaba cada una de las patas delanteras al presionar sobre el suelo sólido, produciendo una contrapresión que enderezaba el codo y que, a través del brazo y del hombro, se transmitía al punto donde convergen y colaboran con el movimiento ondulante, sintiendo en cada andar ese Ping Pong…
Con observación plena en las tensiones acumuladas en esta zona y como al ritmo de este gateo, se diluyen en un sentir genuino y profundo de reconexión con esa primera infancia. Dando origen a nuevas posibilidades de movimientos a explorar.
Sé, que este artículo es un poco extenso, pero merece la pena saber el origen de nuestra existencia y el por qué alguna zona de nuestro Eje es tan vulnerable en la movilidad.
Sin más me despido hasta el próximo posteo, ya sabes, esperando me comentes cómo fue tu experiencia con el gateo y esa reconexión.
Analía González Mackenzie