by Sebastián Valentín Llanos
El balcón es la metáfora que nos ayuda a tomar perspectiva cuando la situación se pone candente en nuestros contextos diarios: conflictos, disputas, situaciones difíciles, presiones, reacciones propias y ajenas.
Subirse al balcón es el acto táctico y consciente de tomar perspectiva de la situación cuando nosotros mismos nos consideramos parte del obstáculo.
Cuando se nubla la razón y la emoción se hace carne en la corporalidad, lo mejor es ir a tomar aire al balcón.
Respirar pausado, inhalar y exhalar dejando que la emoción se exprese. Gritar si es necesario, hacer silencio, observar los diálogos y elucubraciones que se activan y permitirles pasar como nubes.
Esta es la fase catártica de subirse al balcón. Pero la catarsis no necesariamente nos conduce a renovar la perspectiva. Para esto es necesario un registro consciente:
Inventariando la estantería mental: ¿cuáles son las percepciones que emergen? ¿podría escribir aquellos diálogos internos que emergieron producto de la situación? ¿esos diálogos los ubicarías en un modo niño, adulto o padre/madre? ¿en esas conversaciones te sientes víctima, perseguidor, salvador o adulto responsable?
El diseño del modelo: ¿puedes detectar el argumento de tu posición subjetiva frente al conflicto? ¿en qué intereses y necesidades se apoya? ¿esos intereses y necesidades forman parte de tu presente?
Luego del registro, el balcón se convierte en un espacio para la captación: aquí puedes dejar abierta la trama sin pensar, por un momento, en un resultado concreto. Es la fase de procesamiento negativo luego de la catarsis y del registro.
En esta secuencia es como cuando nos apoyamos en la baranda del balcón y cerramos los ojos para sentir el sol. Se siente bien, ¿verdad?
Después, llega el momento de abrir los ojos y mirar a la calle, al tránsito diario. Puede darnos vértigo. Pero hay que volver.
Recuerda: el balcón es el recurso interno que siempre tienes a mano para observarte y acompañarte en ese tránsito cotidiano. Y así como puede ser una vía de escape, puede ser también una vía de encuentro contigo. Tú decides cómo emplearlo.