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Enseñarme a mí mismo para orientarme en el proceso.
by Sebastián Valentín Llanos


Mi última carta es enseñar.


Enseñar cuyo sinónimo más directo es mostrar.


¿De qué me sirve esto en el abordaje de conflictos? ¿Se trata de tomar una pizarra y darle una clase al otro? ¿Qué es lo que le tengo que mostrar?


En principio, y como toda táctica, enseñar requiere de la tarea previa interna y particular de subirnos al balcón.

 
Partamos de preguntarnos de qué va el vínculo con el otro o la situación, cuál es el objetivo que nos llevó hacia allí, qué estamos negociando, qué le estoy pidiendo al otro (qué es lo que el otro me pide a mi), qué le puedo dar al otro (qué es lo que el otro me puede brindar).


Antes que enseñarle a otro, tengo que aclararme, señalarme a mí mismo los puntos indicados anteriormente y descubrir con el otro qué relevancia tiene el vínculo para ambos.


Se trata de registrar la importancia, para mostrarla.


La importancia que el otro o la situación tienen para mí y la importancia que desde mí tengo para el otro. En definitiva, se trata de mostrar en qué nos aportamos.


Mostrar la importancia que se enlaza a la ganancia resultante que implica el vínculo para ambas partes. La ganancia para ti y para mí.

 
Ganancia que no siempre es tangible, concreta. Ganancia que puede ser también intangible, abstracta, como el desarrollo de una nueva habilidad o la consciencia de algo que antes no estabas enterado.

Sin embargo, no es fácil tal proceso.

 
Hay dificultades en el camino que se agravan cuando no hay una puerta abierta del otro lado, cuando no hay un canal abierto para la escucha.

 
Allí nos queda la espera, los tiempos, los espacios... Desarrollar nuestro registro y recepción internos.


Asegúrate de que al menos tu puerta siempre esté abierta para ti mismo, para la relación y la apertura contigo.


Y en última instancia, reconoce que en el contexto cabe siempre la posibilidad de la no posibilidad de la negociación con otro.


Siempre habrá oportunidad, si no es en esta ocasión, ya será en otra.  Y recuerda que la oportunidad siempre depende de tu capacidad de sacar jugo, consciencia, de cada situación que se te presenta.

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